Poemas de Cristina Peri Rossi
Amanece. Como una gata,
entre las sábanas se despereza y se despide de la almohada,
bosteza, llena de blanduras
y de cosas indolentes como brazos
y piernas extendidos.
Yo le voy dando palabras con que se vista,
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Amanece. Como una gata,
entre las sábanas se despereza y se despide de la almohada,
bosteza, llena de blanduras
y de cosas indolentes como brazos
y piernas extendidos.
Yo le voy dando palabras con que se vista,
Hay gente que le pone nombre a su falta
les falta antonio o cecilia,
un viaje a áfrica
o un millón de pesetas
un pisito en la playa
o una amante
un éxito en la loto
o un ascenso en el trabajo.
los que sabemos que la falta
es lo único esencial
merodeamos las calles nocturnas
de la ciudad
sin buscar
ni un polvo
ni una diosa
ni un Dios
sacamos a pasear la falta
como quien pasea un perro
Nací en Rusia.
Fui a la escuela en Polonia.
Trabajé como licenciada en Rumanía.
Me casé en Serbia.
Trabajé en Bosnia.
El primer hijo lo parí en Croacia.
El segundo en Francia, el tercero en España, el cuarto en Alemania,
y el quinto en Bélgica.
Que violenta
la calma
con la que los empachados
nos dicen
que agradezcamos
las migajas
Nina Ferrari
No, voy a ir yo sola.
Volveré cuando acabe.
Sí, por supuesto que te quiero.
No, no se alargará.
¿Por qué no puedes acompañarme?
Eres un amante excesivo.
Te pondrías en medio
de mí y de la música. Seguir leyendo
Siempre que tengo un día libre, escribo un nuevo poema.
¿Esto significa que no deberías trabajar, o que escribes mejor
en tu día libre?
Por ejemplo, aquí está un poema que escribí hoy.
Cuando tenía 20, él descubrió algunos de los secretos de
la vida, y se comprometió a escribirlos de una forma tan simple
que incluso un idiota los pudiera comprender.
“Porque”, él razonó, “si no puedo hacer eso, es que
yo no lo entiendo tampoco”.
Se probó a sí mismo que estaba en lo cierto.
Cuando tenía 50 no se entendía a sí mis
Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será! Seguir leyendo
¿Y si después de todo descubrimos
que no somos las nietas de todas las brujas
que nunca pudieron quemar?
¿Y si descubrimos que somos, por ejemplo,
las nietas de los obispos
que firmaron sentencia,
las nietas del verdugo que encendía la mecha?
¿Y si descubriéramos, aceptáramos que somos
ambas genealogías a la vez?
Que podemos ser la más temida de las magias,
que podemos ejecutar el más terrible de los crímenes.
Que podemos elegir qué legado abrazamos,
qué herencias abortamos,
qué memoria escribimos
y qué historias sangramos.
Que podemos,
al menos,
decidir nuestro impacto
en el transcurso
de la historia
presente.
¿Y si aprendiéramos a sanar desde ahí?
¿Y si eligiéramos arder
una y diez mil veces más
de nuevo?
Cénix C. Callejo
(Jerez de la Frontera, España, 1990)