En la Grecia clásica el pedagogo paidagogós, “quien guía al niño” no era propiamente el maestro, sino por lo general un esclavo que acompañaba a la criatura a los distintos lugares donde enseñaban los maestros particulares didáskaloi de lectoescritura, música y gimnasia. El adulto protegía al menor de los peligros de la calle pero, sobre todo, por su proximidad con el niño, se convertía en un guía moral, ya que se encargaba de enseñarle buenos modos y vigilaba el curso de su educación. El pedagogo adquirió así mayor responsabilidad que los propios maestros en el desarrollo espiritual y moral de los jóvenes según cuentan L. Castello y C. Mársico.
vía Pedagogía, didascalia y barbarie | Periódico Diagonal.